Existen suposiciones de carácter general relacionadas con uno mismo y con la relación establecida con el entorno social, que alimentan desequilibrios emocionales y que deben ser corregidas.
Una de ellas es la creencia de que es muy malo cometer errores, equivocarse y que hay que ser eficaz y certero. Esta idea es errónea porque el ser humano desde que nace comete errores que sirven para reflexionar sobre ellos y aprender. El error forma parte del proceso de aprendizaje toda la vida.
Otra creencia irracional y dañina consiste en pensar con frecuencia que si las opiniones personales no convencen ni cuadran con las de la mayoría entonces necesariamente se estará equivocado, serán erróneas y se será un tipo raro. Los pensamientos, opiniones y razones son siempre dignas de ser expresadas, escuchadas, valoradas y respetadas. Nuestras razones no deben servir para convencer a otros y caer bien socialmente gracias a ellas. Tienen que servir para quien las tiene y puede modificarlas cuando quiera por sí mismo independientemente de la aceptación o no de los demás.